Cañero, famoso profesional de los festejos taurinos, ha tenido también este año 2008 el encargo de surtir de toros a las fiestas de Villaescusa.
Cada año, las fiestas se celebran el último fin de semana del mes, es la razón por la que este año los festejos se han celebrado los días 25, 26 y 27 de Julio.
El calor nos ha acompañado todos los días, el sábado día 26, a las 11:00 de la mañana se soltaron tres toros para hacer el encierro de las calles y al día siguiente, a las 10:00 h se realizó el encierro por el campo.
Antes de las 11:00h llegamos en coche a las eras que están situadas al lado de la plaza de toros, el calor que nos llegaba, hacía presagiar que, si las cuatro nubes que rondaban por el cielo, desaparecían el sol nos haría pasar bastante calor, como así ocurrió.
La afluencia de gente, a esas horas, era mínima, el camión de Cañero con los animales dentro, esperaba junto a la plaza de toros el momento de hacerlos salir. Pasados unos minutos de la hora prevista, fué el ruido de la bomba anunciadora del comienzo de la suelta de animales, lo que nos sacó de nuestros pensamientos que en esos momentos rondaban a ser primos con el aburrimiento.
Primero en la plaza, después hacia la calle, se produjo la suelta de los toros, uno negro y otro rojo, comenzaron a subir a a bajar por la calle, que en este entretiempo de forma casi milagrosa estaba casi llena. Una vez que los dos animales se juntaron, su tendencia fué a pararse, momento en que los ganaderos aprovecharon para sacar un tercero, de los que habían sacado al desenjaule la noche anterior, para animar a los nuevos.
El encierro trancurrió sin incidentes, estuvo entretenido consiguiendo lo que quienes venimos a ver, deseábamos, pasar un rato agradable.
Rondando con las 13:00 h. fué sacado un cabestro para ayudar a los toros a entrar en los corrales, rompió la monotonía y no consiguió meter al tercero que fué introducido en el camión, enmaromado, gracias a la pericia del personal y familia de Cañero "el ganadero."
A las 09:40 h. ya pisábamos las pajas de los rastrojos próximas al lugar donde este año se tiene previsto soltar a los dos toros para el encierro.
Conforme nos íbamos acercando, caballos y jinetes mil, nos adelantaban, unos al paso otros a galope, plasmando en nuestra retina una bonita imagen completada por la belleza y el adorno del campo. Los jinetes recortados contra el horizonte azul elevando su pica contra el cielo, las crines de los caballos bailando sobre su propio pescuezo y las sombras de las alpacas ensalzando su propia luz, hacían de estos momentos para quien íbamos andando sentir la sensación de estar paseando, cuando en realidad íbamos a ver un encierro a caballo.
A las 10:00 h en punto, preservando nuestra integridad, vimos a lo lejos una gran polvareda, que se dividía en dos y cada una tomaba una dirección diferente, significaba que los dos toros habían sido soltados y cada uno, seguido de gran cantidad de caballos, habían tomado una dirección diferente, el primero se alejó hacia el término municipal de Fuentelapeña y el segundo haciendo un rodeo parecía que se acercaba hacia Villaescusa cuando en realidad tomó dirección sur hacia Cañizal y na vez llegó al cruce con la carretera optó por acercarse a una alameda donde, después de un largo rato, fué sedado y trasladado al camión.
Las gratas impresiones iniciales se tradujeron en decepción, porque fué gracias a un teleobjetivo largo que podemos ver la silueta de los toros, el espectáculo para los de a pié fué nulo aunque las ganas de ver a los animales negros, nos incentivó a asistir a los encierros de las calles que al rato se iban a celebrar.
Tuvimos un buen rato, desde las 10:45 hasta las 12:00 que comenzó el encierro de las calles para visitar el pueblo, observar detalles del recorrido y de tomar unas cañas en los bares del pueblo.
El ambiente festero se respiraba por todos los lados, los caballos sudorosos, los jinetes otro tanto, las motos en reposo y los visitantes observándolo todo.
Llegó la hora del encierro, con más asistentes que el día anterior, con más calor también, se soltaron los novillos para alegría y diversión de todos, dieron juego subiendo y bajando.
Todo terminó cuando de forma voluntaria los toros se fueron introduciendo a los corrales, solo se le ayudó a uno con la maroma.
