La impresión personal ha sido que las fiestas han comenzado como un poco frías y no de temperatura meteorológica, han llegado en martes y sin ganas de bailar (repito que es impresión personal).Sucede esto a menudo y se arregla en el momento en que los que vivimos nuestra fiesta nos hacemos verdaderos partícipes, momento que suele coincidir al oir el ruido de los cascos de los caballos a nuestro alrededor y vemos pasar al primer toro delante de nuestros ojos.

Las Peñas hacía unos momentos que habían acudido a las Vísperas (no hemos podido asistir), es el verdadero termómetro de lo que posteriormente van a ser las fiestas.

La asistencia ha parecido numerosa aunque no tanto como en otras ocasiones, quizás la culpa sea el día de la semana en el que ha caído este siempre bienvenido Encierro Corto, que es el evento que nos abre las puertas a estas ya veteranas y famosas Fiestas de San Roque y Nuestra Señora de Fuentelapeña.

Con el sol a nuestras espaldas no nos dió tiempo a ver al primer toro que entró casi sólo en el Prado de la Vega, pasados unos minutos y puestos en vigilia para que el segundo no se nos escurriera entre vistazo y vistazo, fuimos capaces de intuir su llegada precedido por los galopes de dos o tres caballos, de los imponentes cuerpos de cuatro o cinco cabestros y las carreras de bastantes jóvenes que delante y detrás del toro venían disfrutando del rato que es lo que hay que hacer.

Una vez dentro del prado vimos alejarse a los animales bravos, a los mansos y a quienes encima de la grupa de un caballo guiaban a ambos camino de los corrales que a tal proprósito están situados al final del prado y que el sol apenas si nos dejaba imaginarlo debido a la situación tan a ras del horizonte que en esos momentos éste se encontraba.

Las fotos (se pondrán muchas), que debajo aparecen son fiel reflejo de lo acontecido.